La purificación del templo es el cumplimiento de una de las señales que efectuaría el Mesías, libros como Malaquías, Zacarías, Salmos se menciona acerca de ello. Por lo que Jesús lleno de un celo Santo; al haber expulsado a los mercaderes junto a los bueyes y las ovejas y al haber volcado las mesas de los cambistas; ellos los testigos de lo que acababa de suceder, deberían haber reconocido en ese mismo instante que Jesús era el Mesías esperado, deberían haber caído de rodillas y reconocer que delante de ellos estaba el Mesías mismo, las autoridades debían estar avergonzadas de todo aquel robo y codicia en el patio del templo. Sin embargo, en vez de ello le piden una señal, su petición provenía de su mala disposición para admitir su culpabilidad; en lugar de preguntar a Jesús por una señal, debían haber confesado sus pecados y venir a él.